Son dos calas vírgenes con un acceso bastante fácil y se encuentran en el municipio de Ferreries
La visita a cualquiera de estas calas vale la pena y una de las grandes ventajas de llegar hasta aquí es que nos encontraremos ante un entorno virgen y de una gran belleza, los pinares que asoman prácticamente hasta tocar el agua y los blancos acantilados dejan paso a una arena fina y dorada que nos conduce hacia sus transparentes aguas de color turquesa, que la hacen una playa ideal para nadar y bucear. En su conjunto las dos playas quedan muy resguardadas de las inclemencias meteorológicas y en ellas podremos disfrutar de aguas tranquilas.
Cala Mitjana pertenece al municipio de Ferreries; por su situación queda bastante cercana a la carretera (Me-22) y aunque se accede por un camino estrecho en el que no caben dos coches al mismo tiempo, cuenta con un enorme parking que suele estar muy lleno gran parte del día y por lo tanto la playa también lo estará. Uno de los mayores inconvenientes de esta playa y de su vecina cala es la de sus reducidas dimensiones y la forma de embudo que presenta la primera de ellas, puede ser agobiante encontrarse allí en hora punta con mucha gente.
De echo hay bastantes quejas sobre la excesiva afluencia de visitantes, debido seguramente a la cercanía de los complejos hoteleros de Cala Galdana y de su fácil acceso, ya que incluso se puede llegar caminando. Pero siempre nos queda la posibilidad de aventurarnos un poco más lejos y probar suerte en Cala Mitjaneta, que se encuentra muy cerca de la playa principal.